Los mercadillos públicos siempre han dinamizado la vida en la calle y preservado las tradiciones de aquellas ciudades en las que se realizaban. Éste, el de Verónicas, se desarrollaba al aire libre y rápidamente se convirtió en un punto de encuentro donde los murcianos conversaban sobre los acontecimientos sociales y culturales. Todo ello acompañado por las sucesivas compras efectuadas siguiendo el antiguo y vistoso método de la subasta.
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